Para reflexionar y considerar

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viernes, 5 de marzo de 2010

El gran bonete


En la actualidad es común oír decir tanto a políticos como a periodistas (generalmente oficialistas) frases comunes que en un primer momento parecen no tener demasiado contenido o no ser determinantes. Es así que con reiteración escuchamos que “ni este gobierno, ni el que vendrá podrán solucionar el tema de la pobreza”, o una frase tristemente celebre que inauguro aquel déspota de los 90 quien nos condenó a un liberalismo y esclavitud económica inigualable. Este nefasto dirigente afirmaba que “pobres hubo siempre”, como si en la creación del universo Dios hubiese diseñado los mares, los bosques y los pobres. O como si en la teoría de la evolución de las especies algunos primates hubieran devenido en hombres comunes y otros en una especie particular cuyas necesidades básicas no están ni estarán satisfechas.

Entonces cabe preguntarnos en nuestro rol de ciudadanos cómo es posible solucionar el tema de la pobreza, no sin antes afirmar, por si queda algún distraído, que es absolutamente falso que pobres hubo y habrá siempre. Pobres hay con este sistema que propone cada vez mas desigualdad social, un sistema donde aquellos “cabecitas negras” son necesarios para sustentar el clientelismo político y para funcionar como carne de cañón ante maniobras políticas que no tiene como objetivo solucionarles su realidad cotidiana.

Volviendo sobre el tema de la imposibilidad del actual gobierno o del venidero de solucionar el tema de la pobreza es necesario realizar un análisis. Es evidente que una resolución inmediata es imposible, hoy en día en Argentina prácticamente el 40% de la población se encuentra por debajo de la línea de la pobreza. Es imposible suponer que 20 millones de personas modificarán su realidad de la noche a la mañana con un giro de timón político. Perfecto, pero eso no es excusa para descansar sobre una realidad que es insostenible. De a poco, con coherencia, seriedad, honestidad y planificación se debe empezar a torcer esta situación de exclusión y miseria.

Para eso es necesario que gobierno y oposición caminen juntos, ya que si el proyecto es a largo plazo seria ridículo que se tome una medida y al cambiar de dirigentes luego de las elecciones estas se vuelvan hacia atrás o se modifiquen de acuerdo a conveniencias particulares.

Para que esto sea posible es necesario dejar de lado el egoísmo y la fiebre por el poder, las políticas que se instrumenten para ofrecer trabajo, salud y educación no deben ser demagógicas o ventajistas, estas políticas deben estar orientadas de una vez por todas hacia la gente, hacia el pueblo argentino que tanto lo necesita y tan postergado fue siempre a lo largo de procesos dictatoriales y democráticos.

Por supuesto que todos los ciudadanos debemos promover y apoyar la idea de dejar de lado paulatinamente la pobreza. En este camino deberemos dejar de lado nuestro ego y nuestro narcisismo, pero sobre todo nuestro fascismo. No es posible que cuando se otorga la asignación por hijo se escuchen voces de desaprobación, “¡ahora se van a embarazar mas que antes!” “¿Por qué a ellos se les asigna y a nosotros no?” Nada de eso, así no vamos a ninguna parte.

Pero al mismo tiempo esa medida debe estar acompañada por la creación de empleo, por la mejora de la educación pública y la salud. Es así como las nenas por las cuales una madre recibe la asignación podrá asistir a clases y aprender sobre sexualidad, seguramente al instruirse paulatinamente e incluir no ese si no varios conocimientos tendrá ganas de manejar su maternidad y no ser victima de un embarazo no deseado muy temprano por no saber cuidarse o por ser lo único que puede hacer para convertirse en algo mas, por ascender en el escalafón. Muchas veces los embarazos adolescentes también se deben a que hay muchas mujeres que lo único que pueden hacer con su vida es ser madres, no pueden trabajar, no pueden estudiar, no pueden abandonar una realidad cotidiana de drogas, abusos y violencia y quizás su único cable a tierra sea ser madre, intentar ofrecer un poco de amor a una parte de ella que no la despreciará.

Ahora bien, si los chicos van a la escuela simplemente porque se les da de comer y cuando hay un paro por mejoras salariales ni siquiera se les da la merienda o el almuerzo, entonces así no funciona ninguna medida. Aquí hay dos cuestiones básicas y sencillas, los maestros y auxiliares deben ganar un salario digno, deben estar mejor capacitados y concentrados solamente en ofrecer una clase de calidad que permita a los chicos algo tan maravilloso y sencillo como aprender. Los chicos deben asistir al colegio no para comer, si no para crecer, para aprender, para socializarse y para ser agentes multiplicadores de esta idea de que entre todos podemos modificar la realidad. Si esto no sucede los chicos irán desnutridos a clases y de esta forma aprender no es relevante para nada, lo importante en ese caso es no pasar hambre. Mientras que los docentes no deberían faltar ni un solo día, ya que su salario debería ser lo suficientemente bueno como para permitirles dar una buena clase, llegar a casa, corregir y planificar. Pero esto desafortunadamente no sucede, hoy los educadores son psicólogos, sociólogos, policías, asistentes sociales, cocineros, mozos, y en última instancia educadores.

Los padres de estos chicos no deben estar tirando de un carro, deberían poder levantarse temprano, compartir un desayuno con sus hijos y salir a trabajar. Es fundamental que los hijos vean que sus padres se van a trabajar. El trabajo puede gustarle mucho o poco, pero es fundamental esa idea de que papá o mamá llegan de trabajar y esperarlos con una sonrisa. Si los padres no van a trabajar ¿qué expectativa puede tener cualquier chico? Cobrar un plan puede ser algo temporario, pero prolongado en el tiempo no es digno. El hombre debe poder trabajar, no solo para sustentarse económicamente si no para ser digno, para tener la posibilidad de mejorar, para sostener la moral en alto y también para volver a casa a encontrarse con la familia y ser feliz.

Seguramente no sea una tarea fácil, seguramente no será obra de uno si no de varios gobiernos y debe a la vez ser un trabajo en equipo, en conjunto. Toda América latina tiene situaciones similares, ya es hora de dejar de ser el patio trasero. Desde que Galeano escribió “Las venas abiertas de América latina” que se viene multiplicando el desempleo, la pobreza y la violencia.

Un tema que hoy esta muy sobre el tapete como es la inseguridad se modificaría rotundamente con la aplicación de políticas de estado favorables al empleo, la salud y la educación. La solución no es poner más policías, es dar trabajo. ¿Algún desviado realmente cree que los chicos que salen a robar son felices? Estos chicos no tienen ninguna alternativa en la vida, este sistema se olvidó de ellos hace muchísimo tiempo. Si su vida no tiene ningún valor ¿por qué debería tenerlo la vida de los demás?

Para elaborar un plan a largo plazo se necesitan dirigentes capacitados, un equipo multidisciplinario que pueda ir de a poco corrigiendo el rumbo. Claro que para esto se debería dejar de lado la corrupción, los negociados, las empresas multinacionales que vacían nuestro país, el clientelismo, el ansia de poder, etc. Hoy en día estamos muy lejos, mientras tanto jugamos al gran bonete ¿yo señor? Si señor, no señor si pobres hubo siempre.

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