La plaza de mayo ruge enardecida, ¡Perón, Perón! Una multitud ha concurrido espontáneamente ha pedir por su líder en lo que debe haber sido la única manifestación espontanea y masiva en la historia argentina, bien sabido es que los saqueos, los cacerolazos y las marchas están bastante orquestadas si bien algunos participantes son espontáneos o se suman al reclamo una vez comenzado este. El 17 de octubre de 1945 cambiaria para siempre la historia de nuestro país, generando un punto de inflexión y lo que podría llamarse como una era pre-peronista y otra post-peronista que se extiende hasta la actualidad.
La aparición, los gobiernos y la muerte de Juan Domingo Perón ha signado para siempre el destino de todos los argentinos, nos guste o no.
Lo que me propongo con esta cita histórica es introducirnos en una costumbre muy argentina, inaugurada tal vez con el peronismo o que puede venir de antaño con San Martín, Belgrano o Irigoyen, es la cuestión de esperar o buscar al mesías. Y esto en el terreno futbolístico es particularmente complejo en nuestro contexto histórico argentino.
Mi papá me contaba con fascinación las andanzas de su héroe deportivo Ernesto Grillo, un crack de medias bajas con un talento enorme, capaz de marcarle un gol inverosímil a los mismísimos inventores del futbol en pleno monumental repleto. Los hinchas de River recordarán “la maquina”, los de San Lorenzo “los carasucias”, el Huracán de Menotti o el Racing de José. El Beto Alonso y Ricardo Enrique Bochini genios y figuras en sus respectivos equipos; pero hay un momento de la historia donde se produce la aparición del icono mas grande de la historia del futbol argentino y es sin duda el debut en primera de aquel humilde cebollita. Diego Armando Maradona con su gambeta endiablada, su velocidad punzante con pelota dominada y su talento inagotable regalaba a millones de argentinos magia en cada presentación. Fue así que independientemente de ser de Argentinos Juniors o de Boca los elogios al diez y sus andanzas superaban todo lo conocido.
Lamentablemente no tuvimos la oportunidad de verlo joven y encarador en el mundial de 1978, aquel entrenador que tantas veces la va de izquierdista e innovador, que hablar de que el gol es un pase a la red no se atrevió a confiar en un purrete de tan solo 18 años. Cosa que si hicieron los brasileros con o rei Pelé, permitiéndonos ver así a un astro del futbol mundial en la mayor cantidad de mundiales posibles. (no se gasten, no entraré jamás en la absurda discusión de Pelé o Maradona, ¿tiene algún sentido? Son dos extraterrestres y punto.)
El campeonato con Boca en el 81, la frustración del mundial 82 y un no tan feliz paso por el Barcelona nos permitían ver a un futbolista diferente al resto, a uno capaz de hacer historia. Y es obviamente en el mundial de México 1986 donde quiero detenerme, hacer puerto y desembarcar. “el hecho mas saliente de la historia de nuestro futbol fuera de las fronteras” rezaba José María Muñoz aquel recordado relator tan emparentado con la ultima dictadura militar. Con un planteo brillante de Carlos Bilardo, un equipo compacto y un Maradona sobresaliente (por poner un solo adjetivo, cabrían miles) Argentina se consagra campeón mundial venciendo en la final a un durísimo rival como la Alemania de Beckenbauer en el banco y Rumennige y Voeller en cancha.
Justamente el día después de que Diego y compañía levantaron la copa en el Azteca comenzó uno de los mitos mas infame de la historia del futbol argentino: …”Maradona jugó solo”, “Maradona y diez muchachos”, “Maradona ganó el mundial del 86”. Seria ridículo de mi parte discutir el aporte de Diego Maradona al equipo campeón, ni hace falta. Pero bien, ¿jugo solo? ¿Tan ridículos podemos ser? La defensa muy sólida, el cabezón Ruggeri, el tata Brown, un medio con un Batista impecable, y arriba la capacidad goleadora de Valdano y el mejor Burruchaga. ¿Cómo es posible sostener esa falacia? Quizás el talento individual del segundo gol a Inglaterra, los dos a Bélgica o la pirueta para empatarle a Italia hagan pensar a algunos individuos que Maradona jugó en solitario, pero estimo que nada está más alejado de la verdad. El planteo táctico de cada partido fue perfecto, el sacrificio y el nivel de cada uno de los jugadores también, y el aporte de Maradona obviamente superlativo. Cabe destacar que en los deportes colectivos es imposible triunfar con un solo hombre, Michael Jordan estuvo en un equipo de talentosos, Manu Ginobili lo mismo, Magnus Wislander, etc., son deportistas que están muy por encima de la media pero que nada podrían hacer en soledad.
Siguiendo esta falacia de que “ganó solo” fue como una vez que se comenzó a opacar la figura del astro nacido en Villa Fiorito los argentinos comenzamos a buscar un nuevo Diego Armando en cada diez talentoso que surgía, fue así que arruinamos a excelente jugadores como el Bichi Borghi, el payaso Aimar, Andrés D´alessandro, Juan Román Riquelme, el caño Ibagaza, etc. Toda la nación tenía la urgente necesidad de que un nuevo mesías conquiste otro cetro mundial. Demás está decir que cuestionamos el segundo puesto en Italia 1990, no sirve, perdimos, nos robó Codesal y otras calumnias que contribuyen a engrosar el mito de que Argentina debe salir campeón mundial cada cuatro años (ver también “el loco, el gordo y los malos “ en este mismo blog).
Tras algunos años de estropear a nuestros ídolos porque ninguno estaba al alcance de aquel cebollita llegamos a la actualidad donde un chico rosarino nos deleita con su aparición en el Barcelona, primero a la sombra de Ronaldinho luego haciéndose cargo de uno de los equipos mas grandes y con mas historia del mundo. Lionel Messi es la aparición más rutilante del futbol mundial de los últimos tiempos, junto con otros talentosos como Cristiano Ronaldo o Kaká. Me asombra la actitud de los periodistas deportivos y del público en general que en el lugar de destacar las millones de virtudes de Messi insisten en jugar al juego de las 7 diferencias poniendo una figurita de Maradona al lado de una del rosarino. Le falta carácter, no tiene compromiso, no sabe el himno, y otras ridiculeces que nada tienen que ver con el fútbol. ¿Por qué no dejamos de esperar al nuevo Maradona y disfrutamos mejor de este talentoso Messi? ¿Por qué no dejamos de poner en tela de juicio su capacidad? ¿Estaremos esperando que en Sudáfrica 2010 gambetee a 6 ingleses y nos de el paso a semifinales? Honestamente creo que como argentinos debemos abrir la cabeza, plantear un cambio de paradigma y mentalidad. Comenzar a ver no solo el éxito final, si no el camino que se recorre. ¿Hizo un mal mundial argentina en Alemania 2006? Estoy convencido de que no, cuartos de final y eliminados por el local y en tanda de penales ¿es un fracaso? Seguro que no. Vayamos a Sudáfrica con la misma expectativa que Inglaterra, España e Italia, incluso que Brasil; a competir en la cita mas importante del deporte mundial donde cualquiera de un grupo de ocho o diez equipos puede ser campeón. Disfrutemos de Messi y de la selección, seamos tolerantes en la adversidad y mesurados en el éxito. No esperemos la resurrección de Perón exijamos a nuestra clase política, eduquemos con el ejempo, comprometamónos en la vida política, revisemos nuestras actitudes, cambiemos desde abajo para llegar a arriba. En definitiva seamos mejores.
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