Uno puede preguntarse por qué la FIFA insiste con la ridícula norma de amonestar a los jugadores, otros pueden pensar por qué los jugadores insisten en quitársela si van a ser amonestados. Ese no es el tema que me convoca, pero recordando aquel festejo de gol con camiseta en mano de José Luis Calderón es casi una obviedad comentar el impecable estado físico que tiene un atleta de 35 años. Se puede trazar un paralelo entre Caldera y otros jugadores, más jóvenes que él y seguiría siendo un ejemplo, la alusión a Fabbiani es tan inevitable como certera.
¿Quién no tiene una mancha en su record? O un punto quizás oscuro para esbozar una pequeña critica, muy pequeña. Solo no concuerdo con el inagotable José Luis en su pelea con Marcelo Bielsa en aquella Copa América; obviamente motivada por el deseo de jugar y es por eso y por la admiración que me genera y la impunidad que tengo al escribir que lo eximo de cargo y culpa.
Calderón es un ejemplo para los deportistas, pero más lo es para los futbolistas. Un norte hacia donde ir, una manera de desarrollar una carrera que es breve, efímera y a la vez tiene tanta relevancia y tantas luces que pueden encandilar a muchos que no estén preparados para manejar un nivel de popularidad impensado para un hombre común.
Caldera surgió de Estudiantes de la Plata, se inició en Cambaceres en realidad, y se hizo popular por lo que seria una marca distintiva a lo largo de su carrera: romper redes. Un goleador impecable, va bien de arriba, define con las dos piernas, tiene una ubicación prodigiosa y sobre todas las cosas al igual que otros futbolistas como Verón, Zanetti o Cagna entrena con una entrega que algunos otros no tienen en un partido. Cada sesión de entrenamiento es para Calderón una oportunidad de mejorar y aprender, es realmente todo un profesional con el espíritu y el hambre de un amateur.
De ídolo de Estudiantes pasó a goleador de Independiente, donde marcó goles fundamentales y también increíbles (A Oscar Córdoba desde la mitad de cancha). Fue transferido al Napoli donde no tuvo continuidad y volvió a Independiente donde volvió a marcar muchísimos goles. Volvió a Estudiantes y luego se desempeñó en Arsenal donde consiguió la copa Sudamericana y dejó un recuerdo imborrable. Retornó al club de sus amores con la intención de terminar su carrera, teniendo en cuenta que Estudiantes tenía doble competencia ya que participaba del torneo local y de la Copa Libertadores que terminó ganando. Inclusive en ese torneo mientras Boselli y la “gata” Fernández hacían las delicias en el torneo continental, Caldera se las ingenió para seguir anotando, incluso goles a Boca y River.
Lamentablemente el desenlace no fue todo lo feliz que hubiera deseado ya que no fue tenido en cuenta para el mundial de clubes de Abu Dahbi y decidió retirarse antes de tiempo y con un dejo de tristeza por la conclusión. Cabe preguntarse en que se baso Sabella para desafectarlo ya que una de las carencias del equipo en la final fue la falta de ofensiva y ante la lesión de Salgueiro, el punta oriental, la única referencia de área fue Boselli que se las ingenió en soledad para ganar de cabeza entre Puyol y Dani Alves.Cuando se encontraba decidiendo si hacerse cargo de las inferiores de Arsenal de Sarandí o dejarse seducir por la propuesta de ser el entrenador de Godoy Cruz recibió un llamado. El Bichi Borghi fue tan claro como a la hora de jugar en aquel recordado Argentinos, le dijo “yo te pongo”. Por suerte el buzo de entrenador le dejará lugar una vez a la tan prestigiosa numero nueve 9, celebro el regreso y te deseo muchos éxitos y por supuesto GOLES. Gracias Caldera
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