Que en todos lados se cuecen habas es algo tan conocido y viejo como cierto y contundente. El fútbol en el caribe no es la excepción. Un entrañable amigo de este aficionado del balonpié que escribe fue a hacer la experiencia como preparado físico de un equipo de Puerto Rico, River Caribe.
Luego de una gran temporada donde se consagró campeón algunas fechas antes, el plantel plagado de jugadores argentinos debía disputar ahora unas fase previas para acceder a la CONCACHAMPIONS. Al ser Puerto Rico un país con poca tradición y peso futbolístico el campeón de dicho país debería atravesar tres instancias previas, algo así como las qualys previas a un torneo de grand slam de tenis.
La primera fase en Curazao fue superada con puntaje perfecto, ahora esperaba Trinidad y Tobago en un triangular. El primer partido empate 1 a 1, obligaba a River Caribe a ganarle a los locales para clasificar. El partido se disputaba a las 16 en el bello estadio municipal de césped artificial (se juega sobre esa superficie). Escasas horas antes del partido el conjunto boricua se desayuna con la noticia de que el partido se jugaría a las 19.30 pero en un estadio alejado y en pésimas condiciones, se negaron pero la respuesta fue que si no iban el partido se les daba por perdido.
A los 5 minutos de juego estaba claro que el jamaiquino juez del encuentro era mucho más que localista, cabe decir que los lineas, el cuarto hombre, los planilleros, los veedores y cualquier tipo de autoridad eran locales, o sea de Trinidad y Tobago.
Tras dos expulsiones, dos penales no cobrados y todas las divididas en contra vino la escaramuza y como si todo eso fuera poco las cargadas en el vestuario. Impunidad absoluta para el Jabloteh, equipo local.
Dos reflexiones me dispara esta situación, la primera y breve es que es realmente bochornoso que en una competencia FIFA se puedan comprar arbitrajes de una forma tan alevosa.
La segunda es la dignidad de los locales, ¿como se siente un jugador que ve que está siendo favorecido notablemente? ¿Saben de antemano? De mas está decir que estos jugadores traicionan y violan absolutamente los códigos de honor y la dignidad con la que los deportistas se manejan. Además manchan esa actividad que les da de comer y los mueve como el fútbol. Sacheri escribe un gran cuento sobre un bombeo épico, en él un defensor favorecido por el arbitro localista anota un gol en contra sobre la hora para poder estar en paz con su conciencia, este equipo triniteño que vendió su alma ¿que hará para apoyar la cabeza en la almohada?
Luego de una gran temporada donde se consagró campeón algunas fechas antes, el plantel plagado de jugadores argentinos debía disputar ahora unas fase previas para acceder a la CONCACHAMPIONS. Al ser Puerto Rico un país con poca tradición y peso futbolístico el campeón de dicho país debería atravesar tres instancias previas, algo así como las qualys previas a un torneo de grand slam de tenis.
La primera fase en Curazao fue superada con puntaje perfecto, ahora esperaba Trinidad y Tobago en un triangular. El primer partido empate 1 a 1, obligaba a River Caribe a ganarle a los locales para clasificar. El partido se disputaba a las 16 en el bello estadio municipal de césped artificial (se juega sobre esa superficie). Escasas horas antes del partido el conjunto boricua se desayuna con la noticia de que el partido se jugaría a las 19.30 pero en un estadio alejado y en pésimas condiciones, se negaron pero la respuesta fue que si no iban el partido se les daba por perdido.
A los 5 minutos de juego estaba claro que el jamaiquino juez del encuentro era mucho más que localista, cabe decir que los lineas, el cuarto hombre, los planilleros, los veedores y cualquier tipo de autoridad eran locales, o sea de Trinidad y Tobago.
Tras dos expulsiones, dos penales no cobrados y todas las divididas en contra vino la escaramuza y como si todo eso fuera poco las cargadas en el vestuario. Impunidad absoluta para el Jabloteh, equipo local.
Dos reflexiones me dispara esta situación, la primera y breve es que es realmente bochornoso que en una competencia FIFA se puedan comprar arbitrajes de una forma tan alevosa.
La segunda es la dignidad de los locales, ¿como se siente un jugador que ve que está siendo favorecido notablemente? ¿Saben de antemano? De mas está decir que estos jugadores traicionan y violan absolutamente los códigos de honor y la dignidad con la que los deportistas se manejan. Además manchan esa actividad que les da de comer y los mueve como el fútbol. Sacheri escribe un gran cuento sobre un bombeo épico, en él un defensor favorecido por el arbitro localista anota un gol en contra sobre la hora para poder estar en paz con su conciencia, este equipo triniteño que vendió su alma ¿que hará para apoyar la cabeza en la almohada?
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