Consultado por su fallida salida en el gol del Tata Brown en la final de México 1986, Schumacher el arquero alemán simplemente confesó:
- Todavía no había tocado la pelota y estaba desesperado, pensé que ese centro era una buena oportunidad pero se fue abriendo (bien ejecutado por Burruchaga) y quedé a mitad de camino, me traicionó la ansiedad.
Sin duda el arquero germano pagó un precio demasiado alto, pero la declaración tiene un dejo de ternura y potrero. Inconcebible en el orden táctico de una final del mundo, pero romanticón algunos años más tarde y luego del 0 - 4 en Sudáfrica.
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