Una final se puede perder por muchos motivos, en un torneo como el mundial además es ante un gran equipo seguramente ya que no hay chances de que un muleto llegue a esa instancia. Teniendo en el plantel a jugadores como Robben, Sneijder, Van Persie o Kuyt (por nombrar a algunos), me resulta incomprensible la cantidad de patadas que pegaron los hombres de naranja. Hubiera preferido (y creo que ellos también) una derrota intentando jugar, yendo para adelante, con fútbol, toque y gambeta, como lo hizo Holanda históricamente.
Se puede trazar un paralelo (asimétrico en este caso) con el Chile de Bielsa. El equipo trasandino cruza en octavos con Brasil, tiene muchas chances de perder, muchas mas que las que tiene que ganar, por historia, por plantel, por jerarquías individuales, por volumen de juego, etc. Entonces uno decide morir de pie, perder si, pero yendo para adelante, intentando ganar todo el tiempo. En cambio Holanda, quién tenía muchas más oportunidades de ganar que las que tenía Chile eligió la via contraria y diametralmente opuesta. Salió a embarrar el juego, a cortar con falta y a pegar en exceso. Desde la traqueotomía que le practicó De Jong a Xabi Alonso a las reiteradas faltas de Van Bommel los naranjas traicionaron todas sus convicciones. Así y todo tuvieron tres situaciones claras para ganarlo, pero en este caso se hizo justicia, ganó el fútbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario