Clásico

Un clásico tiene infinidad de componentes, algunos propios e inherentes como la geografía y la historia. Otros inventados por la conveniencia marketinera de "odiar" a un equipo. Sólo el Negro Fontanarrosa pudo describir con quirúrgica maestría lo que significa un clásico rosarino, esas tardes donde hasta los pajaritos hacían un silencio que sólo se quebraba por un gol de uno u otro bando.

En este caso hubo clásico platense, el claro ejemplo de una ciudad dividida en dos. Y a la vez un claro ejemplo de desigualdad. El Pincha atraviesa un momento de gloria y grandeza, que se condice con aquella historia de Zubeldía y el campeón del mundo. Los vecinos triperos vienen de dos promociones consecutivas y viven sufriendo, también acorde a su historia. Sin embargo cuando se enfrentan parecieran dejar esas viscisitudes de lado para entregarse a la pasión del fútbol.

"Parecieran", pero NO, es imposible trazar un paralelo entre Gimnasia y Estudiantes, por más que a los hinchas les duela y dentro de sus corazones exista el mismo fuego sagrado. El equipo pincharrata viene llevando a cabo un proyecto de institución que comenzó con Burruchaga, siguió con Simeone y se consolidó y floreció plenamente con Sabella. Hoy Estudiantes es de los equipos mas grandes de Sudamérica, cuenta con un plantel rico en nombres y variantes (y hoy tiene menos que el torneo y el año pasado), tiene un entrenador serio, coherente y trabajador y una dirigencia que trabaja por y para la grandeza del club.

Por su parte Gimnasia fue actor de una película de terror, donde los muchachos se salvan sobre el pitido final del descenso, ante su repetido rival de Rafaela. Cual película de footbal americano donde el muchachito fachero lanza el ovalado balón con el tiempo llegando a cero para "anotar" un touchdown y celebrar con las porristas, con esa misma ridiculez Gimnasia se iba al descenso a falta de 5 minutos. Llegaron dos cabezazos calcados de uno de los jugadores mas petisos de la historia como Franco Niell y salvada milagrosa. Eso hubiera sido un buen punto de partida para comenzar la buena senda, acomodar las cosas e intentar planificar y llevar a cabo un proyecto. Las desgracias siguieron sucediéndose y llegó otra promoción, esta vez menos infartante pero promoción al fin. Es cierto que el sistema de promedio conspira para tener al equipo ahorcado, pero la dirigencia debería tomar cartas en el asunto.

La desigualdad de los rivales platenses es abismal en lo institucional, dentro de la cancha es pura pasión y el último derby había sido para los triperos. Pero deben replantearse la situación.