Ejemplar

En la historia futbolística de Paul Breitner figuran dos mundiales, el de 1974 y el de 1982. Es a primera vista un caso llamativo, aunque existen casos como el de Verón que fue conductor del equipo del 2002, estuvo ausente en Alemania 2006 y volvió en Sudáfrica 2010. Puede pasar pero no suele ser lo mas frecuente.

Pero la historia de este aguerrido volante alemán es digna de ser contada. Paul Breitner no vino al mundial de Argentina 1978 por decisión propia, en manifestación de repudio a la dictadura que torturaba y asesinaba miles de argentinos. No solo se abstuvo de participar si no que pregonaba un boicot a la "fiesta de todos" organizada por Videla y compañía.

Me resulta sorprendente como un ciudadano alemán puede haber estado tan al tanto, mientras en Argentina había varios que o no sabían o bien miraban para otro lado. "Por algo será" decían algunos compatriotas, mientras Breitner desde Alemania les daba cátedra sobre derechos humanos.

Es una actitud ejemplar y digna de destacar la de Breitner, eligió perderse nada menos que un mundial por una cuestión ideológica, es maravilloso y el mundo sería radicalmente diferente si los futbolistas y deportistas en general tuvieran esa conciencia ideológica. Muchos insiste en que la política y el fútbol no deben mezclarse, la FIFA misma lo pregona y legisla. Lo que no entiende esta gente que política es muchos mas que un candidato, que un sufragio o un partido electoral, política es todo lo que nos pasa, es participar, opinar, defender los derechos del consumidor, los derechos del niño, es una forma de transitar la vida. Si uno elige ser "apolítico" (término que escuché en reiteradas oportunidades en el profesorado de educación física) elige ser un tibio que no se mete en nada, alguien que va con la cabeza agacha (yo elijo siempre la CABEZA LEVANTADA) tratando de pasar desapercibido y sin tener que tomar decisiones.

Una cuestión que muchos no conocen es que el equipo holandés tenía decidido, en caso de ser campeón, no recibir el trofeo de manos de Videla. ¿Se imaginan lo que hubiera sido ante los ojos del mundo? ¿Hay mejor repudio que el de negarse a ser premiado por un asesino? El destino futbolístico quiso que Passarela alce la copa, no hubo oportunidad de denigrar a los represores.

Sería hermoso saber que quedan futbolistas con conciencia social como Paul Breitner, no tan inmiscuidos en transferencias millonarias y publicidades de ropa, y si mas comprometidos con el mundo en el que les toca vivir. La exposición mediática y su llegada a los jóvenes permitirían cambios significativos.