Una vez concluido el ciclo Maradona se pueden sacar varias conclusiones, la primera es que fue el ciclo más corto de los últimos 34 años (gestión Don Julio). En este período los entrenadores que mas tiempo estuvieron en el banco de la selección fueron Bilardo y Menotti, no es casualidad que hayan sido los campeones del mundo los que cumplieron 8 años al frente de la celeste y blanca y eso habla de nuestro exitismo también.
Un país debe tener una política deportiva, esta debe trascender a los gobiernos e incluso a entrenadores y deportistas. Digamos que Argentina se tendría que proponer una gestión que garantice nutrir y reforzar la base de todos los deportes que se practican en el país, no sólo los populares, y luego por supuesto también fortalecer, reforzar y estimular las áreas de competencia y alto rendimiento. Esto sencillamente quiere decir, primero muchos chicos y jóvenes realizando deporte (y actividad física por ende), por lo tanto fuera de la calle y formando parte de grupos sociales donde se transmiten valores, que deben ser positivos y formativos. Lo segundo sería seleccionar de esa "gran cantidad" de chicos de la base, los que se interesan y pueden competir y brindarles el espacio para que lo hagan. No puede ser que el CENARD no tenga sucursales en las provincias, y no puede ser que haya deportes que sigan siendo pagos por los mismos jugadores de "alta competencia".
En Argentina muchos gobiernos se han colgado de los éxitos deportivos, pero muy pocos han hecho algo para que estos sucedan. No tenemos la costumbre de planificar un ciclo olímpico, o mejor aún dos. Hasta que no consigamos esa filosofía y los fondos económicos para sostenerla seguiremos en manos de camadas exitosas y entrenadores dedicados, que pese a todos los obstáculos que encuentran consiguen éxitos deportivos.
La estructura del fútbol argentino no tiene nada que ver con la política de Estado, cada club tiene su detector de talentos, su pensión donde llegan los chicos del interior y cada cual trabaja como le parece. Los representantes e intermediarios se están haciendo millonarios vendiendo chicos de corta edad sin que nadie pueda regularlo. La asociación del fútbol argentino en primera instancia y la secretaría de deportes en segunda deberían tomar cartas en el asunto.
Hay dos ejemplos que deberíamos imitar o al menos ver y sacar conclusiones, uno es España que desde hace años aplica un política deportiva ejemplar, de regionalización, de ampliación de la base de trabajo y de estimulación al deporte que genera tenistas, pilotos de formula uno, equipos de fútbol, básquet y handball campeones del mundo y una escuela deportiva ejemplar.
El otro ejemplo está mucho más a mano, Brasil, desde hace 20 años nuestros vecinos vienen trabajando de forma brillante. Incorporando entrenadores extranjeros en las disciplinas donde lo necesitan, Magnano en Básquet, Jordi Ribera (español) en Handball y potenciando a los locales como Bernardo Rezende múltiple campeón con el equipo nacional de Voleibol. Brasil consiguió dos cosas fundamentales, la primera que muchos niños practiquen deporte, eso sumado a su población genera una ampliación de la base tan grande que resulta sencillo encontrar talentos en cada deporte. Ya que no es una cuestión geográfica que los brasileros son grandes atletas, es todo un trabajo pensado y planificado. Y la otra cosa que han conseguido es que en cada juego olímpico fueron incrementando su cantidad de atletas participantes y cantidad de finalistas, y como si fuera poco serán organizadores del próximo mundial de fútbol y los JJOO del 2016.
Por este lado nos ocupamos de ver si hubo traición o mentira, de descifrar chimentos sobre Mancuso en el programa de Fantino, mientras nuestros deportistas viajan en colectivo a su trabajo de 8 horas y luego tienen que ir a entrenar, para que una señora haciendo las compras comente cada cuatro años..." que mal nos va con lo de las medallas, ¿no?"...
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