Todos sabemos de la turbulencia que está atravesando la selección Argentina. Luego de la conflictiva salida de Maradona, conferencia de prensa mediante y amenazas de contra conferencias, se ha hablado muchísimo de posibles sucesores, varios auto candidateados, Batista haciendo fuerza y méritos para quedarse, Messi elogiando unos escasos minutos ante Irlanda, etc, etc.
En medio de este clima es lógico pensar que el presidente de la AFA debería hacer buena letra para acallar tantos rumores y dejar que todo vaya calmándose hasta restituir el orden perdido, si es que alguna vez lo hubo (algo del famoso TODO PASA también). Pero por el contrario, lejos de apaciguar Grondona salió a decir que Riquelme volvería a ser citado al equipo nacional. Esto, lejos de ver si es buena o mala la vuelta de Román, es muy grave ya que Grondona no es el entrenador. Deja entrever que está metido en todo tipo de decisiones, desde firma de contratos con la empresa rusa para amistosos hasta las citaciones.
Es entonces en este clima que nada bueno puede surgir, si sigue Batista ya parte de la desautorización absoluta, puesto que le están convocando un jugador. Ya Grondona había demostrado todo su poder diciendo que Bilardo no iba a brindar ninguna conferencia cuando el mismísimo doctor lo había anunciado en su programa radial.
A la conclusión que llego es que Grondona es el titiritero de esta inmensa obra, donde se buscan títeres descartables y funcionales al poder imperante. Es por eso tal vez que Bianchi nunca sea el técnico de la selección y es por eso también que seguiremos naufragando en la falta de proyectos y alimentándonos solo de esperanzas ante cada campeonato mundial mientras la tiranía de Grondona se extienda en el tiempo.
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