Sin planes

El presente de Quilmes no es para nada bueno, sin embargo no podría ser de otra manera. Lo que en el principio de temporada llamó la atención hoy es la confirmación de las malas políticas deportivas. No se puede manejar un club como quién juega al estanciero o al Gran DT con más presupuesto.

Inmediatamente después del ascenso Quilmes despidió al entrenador que consiguió el logro y renovó el plantel, nada menos que con 19 juugadores. Si Boca tiene problemas de ensamble imaginemos un equipo que debe comenzar de  cero.

Es un reflejo de muchos casos del fútbol argentino, borrar de un plumazo, pensar que barajar y dar de nuevo es en estos casos la apuesta correcta.

Por contrapartida el otro de los ascendidos no sólo tiene a su entrenador Pepe Romero hace varias temporadas si no que se reforzó coherentemente. Hoy se ubica cerca de la mitad de tabla, se hizo fuerte como local y archiva el privilegio de ser el único que derrotó al puntero. Una realidad diamtetralmente opuesta a la de Quilmes, sustentada por el apoyo al entrenador y a la base del plantel y por intentar defender una idea.