Un comienzo (no un fin)

Independiente gana una Copa tras 15 años, la llegada del Turco Mohamed fue determinante para inyectar al grupo una motivación de la que carecía. Ahora bien, esta Copa es una alegría enorme, un festejo interminable como regalo para todos los hinchas rojos y para un plantel sufrido. Pero solo servirá si los dirigentes de Independiente la toman como un punto de partida, y no como un fin en si misma.

La victoria ante Goiás abre la puerta internacional para Independiente, el próximo año jugará Sudamericana, repechaje de Libertadores, la Recopa en Japón ante el Inter de Porto Alegre y la Suruga Bank Cup frente al Jubilo Iwata japonés. Entonces si Independiente no aplica drásticamente una política de renovación de contratos y contrataciones que aporten y sumen al plantel esta Copa sólo será un lindo recuerdo.

Cuando con Gallego se pelearon dos campeonatos, saliendo tercero y segundo, la dirigencia tiró todo por la borda. No renovaron al entrenador, dejaron ir a jugadores muy importantes (Nuñez, Gandín y Piatti, por ejemplo) y apostaron por un técnico muy jóven e inexperto, que no es lo grave porque por ejemplo Zubeldía también lo era cuando asumió, el tema era que las decisiones eran tomadas por Menotti. Sin duda un personaje nefasto para la historia roja.

Ahora debería ser diferente, la navidad, el año nuevo y las vacaciones no tienen que ser excusas para distraerse y descansar en el Olimpo de la Sudamericana, todo lo contrario. El presidente Comparada debe ya, en este momento, estar trabajando para construir un plantel sólido (aunque la construcción no parece ser su fuerte) caso contrario ese penal de Tuzzio será solo un hermoso regalo de Navidad.